domingo, 20 de diciembre de 2009

Un brindis con El Adelantado


Supongo que no hay muchas mejores formas de cerrar el año y dar la bienvenida al siguiente que tocando, aunque sea adaptándose al medio, a guiones que pueden resultar un tanto novedosos y en cierta forma inesperados.

El lugar no era precisamente desconocido, hacía algo más de un par de años que montamos una buena por allí, pero el motivo si era completamente diferente, al menos como para tener los pies bien plantados y no enredarnos en crónicas farragosas por mucho cable que se vea por el suelo.

De cualquier forma creo que supimos adaptarnos bien, cada cita supone una nueva aventura, por la razón que sea no enganchamos una línea regular de espacios donde movernos y eso no sé hasta que punto es bueno o todo lo contrario, pero prefiero no hacerme demasiadas preguntas e intentar disfrutar mientras que el hilo conductor sea poder seguir enseñando las canciones.

Para los créditos, dejo esa instantánea en la que aparecen algunas personas que han llegado en los últimos tiempos aportando lo suyo y a los que agradezco una vez más su implicación para haber podido estar en determinados momentos que de otra forma nunca habrían surgido. (Juancar, aunque no estás en esta foto tampoco me olvido de ti).



Un abrazo a todos y mucha música para el nuevo año.

lunes, 7 de diciembre de 2009

del tiempo y el espacio


Muchas veces nos han recordado la conveniencia que tiene dejar a un lado ascensores y escaleras mecánicas para ejercitarnos de manera sencilla con algo de rutina al alcance de nuestros pies y que como un gesto cotidiano puede ayudarnos a mejorar la salud.
Probablemente las prisas, el querer llegar a determinados lugares antes de lo que creemos necesario o incluso antes que los demás y sin ninguna razón aparente que lo justifique, hacen de esa opción un descarte en más ocasiones de lo que sería estrictamente necesario.

Dejando a un lado que mucha gente se toma cada trago que le ofrece la vida como una competición en la que por lo general se relaciona llegar antes con ser mejor, me he parado a pensar que hubiera pasado si en unas cuantas ocasiones el camino a elegir en cualquiera de esos cruces que se nos plantean hubiera sido el de más recorrido.

Mayor esfuerzo, máxima exigencia, mayor aprendizaje, máxima satisfación o...¿nada que ver?
Nos dejamos llevar por las luces de colores, la velocidad, los espejos interiores para buscarnos las canas si es que no tenemos a nadie al lado que nos hable del tiempo...´parece que va a llover, si´ y dejamos las escaleras a un lado y sus recorridos kilométricos, silenciosos, casi de emergencia para otra ocasión sin pensar que tal vez por ahí encontraríamos algo diferente, no me atrevo a decir mejor, a costa de llegar un poco más tarde.

Aunque en su lado más amable, el que significa la bajada donde no se implica el vencer a una resistencia como la altura y si controlar esa atracción que la gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo, encontremos la respuesta a determinadas preguntas que de otra forma jamás llegaríamos a plantearnos.

martes, 17 de noviembre de 2009

Diez años sin Enrique


Recuerdo que esa tarde estaba en el local, a solas con Jaime como en aquellos primeros ensayos en los que ni siquiera sabíamos donde íbamos a parar con esto.
Hacía frío por esos noviembres, nada que ver a los que se gastan ahora no sé si por cambios climáticos o desajustes hormonales de la atmósfera.
En cualquier caso, a medida que probábamos canciones alejadas por entonces de la línea que me unía mas profundamente a la música de Enrique, tal vez por la exigencia del inglés dentro del grupo o por mi falta de imposición y liderazgo en esa época, no pude evitar pararme un momento y comentar a mi compañero que si sabía del fatal desenlace.

Me miró como el profesor que no admite demasiados comentarios en mitad de la clase, y con un gesto de limitada sorpresa me contestó, " a si, no jodas?, pues vaya...".
Tuve claro entonces que intentar hacerle comprender lo que había sentido esa mañana al escuchar la noticia por la radio, o todo lo que había significado para mi en esos cinco años de soledad previa haciéndome tal vez sin saberlo al oficio de escribir canciones, era una batalla perdida de antemano.
Está claro que es imposible y por otra parte tal vez aburridísimo, el gastar similares gustos en cuanto a referencias musicales, pero hay gente con la que no te hacen falta tres noches para tener la sensación de que no vas a equivocarte con ella.

La primera vez que recuerdo escuché una canción de Enrique, fue en un disco recopilatorio con varios artistas de esos que salía por Navidad (Boom3), un disco que en realidad eran cuatro en el que igual te encontrabas lo mejor que habían escrito Gabinete o Duncan Dhu ese año y entre ellos una de Samantha Fox, pero que yo solía regalar a mi tía con la excusa de hacer sesiones improvisadas de disjockey en ese maravilloso juguete que para mi era su tocadiscos.
En casa no teníamos y sólo me manejaba con cassettes que compraba casi siempre en El Tirol, una tienda que estaba en la calle San Francisco a la que solíamos ir a revelar carretes.
Hablo alrededor del 87 y cito de esta forma para ubicar en el tiempo y hacer incapié, en que había pasado ya "lo mejor" de la movida, y ese Dejamé de Los Secretos entre otros, que casi como todos los hits no es ni mucho menos de mis favoritas, pasó desapercibido o me había cogido tal vez demasiado tierno.

De cualquier forma, tanto en su banda de referencia como con Los problemas, una vía de escape alternativa con la que facturó dos bellísimos discos en una dimensión que se le quedaba incompleta con ese primer proyecto, Enrique nos dejó muestras de una sensibilidad extrema y todo un ejemplo de como transmitir emociones y sentimientos de una forma sencilla y directa.
Supongo que comulgué con eso, con creer a cierra ojos que por mucha técnica que atesores de no haber ese algo más detrás, en realidad no sirve para mucho.

Los Secretos siguieron, muchos se preguntan por el lado que habría tirado Enrique de haber tenido que elegir entre una de esas dos vías. Los Problemas se acabaron cuando se quitó de en medio pero todas esas canciones en definitiva, son el legado que perdura para que muchos las disfruten, algunos las sufran y otros tengan la sensación de haber encontrado algo más que una manera de compartir, de emocionarse, o simplemente una señal que puede marcarte para siempre a la hora de trazar un camino.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Noche solidaria

Hace ya casi un par de semanas, (reconozco que tal vez debería intentar ser un poco más puntual con las entregas pero esto no es un diario, son rastros y como tal aparecen), el caso es que no quería pasar por alto el buen sabor que me dejó haber podido colaborar en esa Noche solidaria contra el Cáncer de mama, aunque fuera aportando simplemente un poco de latido en forma de canción y ese disco que se revalorizó en la subasta posterior como no imaginaba.

Que la vida no es fácil, o que el dinero no da la felicidad aunque en ocasiones ayude, son tópicos entre otros tantos que están casi siempre en primera línea de salida y con los que caminamos habitualmente, pero no toman su sentido más amplio hasta que nos bajamos de nuestra particular nube para planear con ellos a ras de suelo.
Supongo que la fuerza y el valor para encarar una situación de verdadero riesgo, para mirar de frente y no perder la cara al rival por duro que sea, es parte de la clave que puede hacerte salir airoso en determinados envites. A pesar del miedo en algún momento, ese miedo que es el peor aliado para cualquier batalla aunque por otra parte sea lícito sentirlo, porque también es de los valientes cuando a pesar de todo deciden enfrentarse a él.

No, la vida no es fácil, y para algunos lo es mucho menos aunque no pretendo a estas alturas ponerme melodramático.
Pero como acuñó el gran Andrés Montes, "puede ser maravillosa", al menos en ocasiones, esas que hay que saber valorar y disfrutar en la medida de lo posible aunque el recorrido se asemeje a una carrera de obstáculos en la que aparecen con frecuencia demasiados jueces dirigiendo el destino de las medallas y dejando un buen puñado de sombras alrededor.

Tal vez por eso se agradece el doble que alguien se detenga en mitad de su camino para simplemente escucharte, tenderte la mano o abrir una puerta y aportar un poquito de claridad en definitiva, aunque sea a través de ese pequeño haz de luz que en mitad de la noche cerrada proyecta una linterna.

martes, 27 de octubre de 2009

Corazonadas

Nos conocimos en el Lado izquierdo, hace ya casi tres años.
Sinceramente, no se puede decir que fuera un flechazo, pero cuando tuvimos que regrabar esas guitarras para Pecados y apareció ella como única opción fiable, respiré tranquilo tal vez porque me transmitía esa confianza que en determinados estados de exigencia resulta determinante.
Más tarde, en ese viaje soñado hacia el sueño americano, fue el capricho de El camino, pero tras recorrer cuatro estados tuve claro que no iba a ser fácil, o más bien que tal vez no tenía que buscar tan lejos por más que el momento del dólar invitara a apurar esa vía o hubiéramos conseguido llegar a Nashville.

Así que después de un año y medio, volvimos a encontrarnos en el estudio para liquidar Cuentas pendientes y hacer juego con esos Zapatos rojos.
Supongo que fue suficiente para ir teniendo claro que después de eso, de formar parte de mi primer disco, de sentir definitivamente algo parecido a lo que llaman feeling, de la alternativa que suponían esas doce cuerdas, y tal vez conocedor de que las guitarras también tienen su alma y llega un momento que al cruzarse con la tuya es complicado separarlas, ya no sería fácil dar marcha atrás desordenando un crescendo que tarde o temprano me llevaba a su encuentro.

Pero hubo que volver a esperar...después de romper la hucha para autoeditar el trabajo, sólo puedes pensar en permitirte determinadas alegrías a medida de ir recuperando la inversión.
Y pasó casi otro año o algo más incluso, pero ella seguía por allí, como una puta de lujo con demasiadas horas libres esperando que alguien se decidiera a rescatarla de ese lugar de todos y de nadie en el que por momentos se convierte un estudio, y sacarla de ese estuche que parece el maletín de un solador para empuñar su estrecho mástil, acariciar esas curvas y darle el calor necesario para buscar canciones en definitiva, que es lo que por encima de cualquier valor sonoro le pido a una guitarra.
Algo que es complicado saber que vas a encontrar con una simple prueba, que te hace jugártela, o que se podría explicar tal vez como una corazonada, ya que el término está muy en boga últimamente y por diferentes causas que abanderan ciudades y motivos.

y aposté por una corazonada
por el rojo que aún sangraba,
por el antes que el después...

Tal vez la puesta de largo fue un tanto precipitada.
No es una guitarra fácil, aunque al igual que sucede con algunas chicas y no es por mi querencia a los paralelismos entre ambas, eso suele hacer por lo general más atractivo el desafío.
Pero probablemente a parte de cierta complicidad fuera de toda duda desde un primer momento, y la ilusión por colgarte una Ric neoyorquina de esas que tanto cuesta encontrar por el viejo continente catalogada por los entendidos como "una inversión segura", se necesitan horas de vuelo antes de dar el salto aunque este no sea al vacío.
Las turbulencias que pasamos en Aviones sobrevolando el Duero, me hicieron creer por unas cuantas noches que tal vez me había equivocado, y no con ella, pero si tal vez con el momento.

Ahora sé que no es cierto, que no tuvo nada que ver con ese desajuste en el que sufrí la desconocida sensación de fluctuar sobre el escenario como si estuviera en un sueño en el que intentas correr y tus pies no avanzan a la velocidad deseada, que si aposté al rojo no era sólo por puro romanticismo y que tras un par de frías noches, ya me estaba devolviendo parte de lo que esperaba de ella.

El tiempo será finalmente el que se encargue de colocar estas líneas como una mera anécdota de viaje, o la particular corazonada que acabe resultando el mejor ejemplo de un aterrizaje perfecto.

domingo, 11 de octubre de 2009

Concursos, contratos, condenas y...canciones.


"cierran los concursos y se acaban los regalos, hay un dulce en el sabor de la derrota..."

Alguien me dijo hace tiempo que debería tener cuidado con lo que escribo pero no fue ni mucho menos en tono amenazante.
Me conoce y me quiere bien.
Y es cierto que he tenido en más de una ocasión la extraña sensación de cierta premonitoriedad con las cosas que he plasmado, pero bueno, también es verdad que ya habíamos perdido unos cuantos concursos antes de hacer Aviones.

Supongo que el hecho de tocar en una antigua penitenciaría era toda una señal de lo que nos esperaba si teníamos la osadía de pretender llegar un poquito más lejos.
Ya con esa primera toma de contacto la noche del martes en aquella disco de carácter ochentero, chocamos nuestras acústicas y cristalinas intenciones con lo que se nos avecinaba.
Un tocón de 26 páginas que era la perfecta invitación para salir por pies o tocar con un Almax disuelto en la cerveza que intentara remediar el ardor de estómago provocado por esa imposible digestión contractual.
Si, uufffff.

En la siguiente cita la noche del viernes, intentamos disfrutar nuestro momento entre esa contínua locura que supone montar para sonorizar, y desmontar para volver a montar y cruzar los dedos esperando que alguno de esos enrevesados cables mantenga la tensión sin convertirse en una enredadera entre tus pies que te haga perder el equilibrio.
Apenas romper a sudar para bajarte casi en marcha. Veinte minutos no dan para mucho más pero fueron suficientes al encontrar la liberación posterior en el comentario de un tipo que nos aseguró dejar pequeños los fonogramas en relacción con el directo.

"Tenéis canciones, pero sobre todo algo más. Transmitís algo, transmitís emoción y eso no lo vi en lo que estuve por aquí. Pero eso si, no te hagas ilusiones porque no vais a pasar".
Hablaba con un tono reposado, con la certeza y la calma de alguien que está de vuelta y por supuesto sabíamos que por ese lado no se equivocaba.

Pero el remozado espacio que es el Da2, no te da la sensación en ningún momento de estar enjaulado precisamente, disparando tus balas en forma de canción al aire para lo que un día fue hábitat de reclusos como hiciera Johny Cash con ese Folsom Prison.
De todas formas, más vale que las administraciones locales tomaran nota de lo que se puede llegar a hacer con un espacio que aquí, con el 2016 al fondo por bandera, parece no tener más vida que el contínuo desfile de equipos de grabación para recrear tiempos pasados en el celuloide. Y no será por no haberlo apuntado en varias ocasiones a esta misma corporación.

Hora de cerrar por fin, recogemos ya con las salas a media luz mucho más propia para tocar que la sufrida durante la actuación, y en esa vorágine nos dejamos jacks y el soporte del piano para hacer un completo de nuestra visita.
La noche salmantina como experiencia revitalizante para nuestras almas heridas de pop & roll da mucho menos de lo que promete.
En la ciudad hay buenos garitos pero a excepción de ese en el que disfruto de unas ricas Bud checas, no elegimos del todo bien y en un espacio masificado con el curso en pleno pistoletazo de salida, se hace recomendable no estirar esos minutos de la basura.
Escenas como la de esa chica con los pantalones por debajo de las rodillas intentando evacuar el sobrante por alguno de sus orificios y en posición de auténtico fullback de rugby, son a ciertas edades demoledoras.
Dos manzanas después a punto de llegar al hotel, unos siguen dando vueltas a esa imagen sometiendo a debate si la paternidad en los tiempos que corren no es acaso una profesión de auténtico riesgo y a otros, les hemos perdido definitivamente entre las masas porque en noches como esta, el riesgo supongo que para algunos es un mal menor.

No, no damos con el perfil de nuevo grupo emergente, con niña al frente o de banda fácilmente moldeable.
No quiero que me despierte el teléfono una mañana para obligarme a ponerme un disfraz de Batman, colgarme la guitarra y largarme a un playback sonrojante del que no pueda huir ni cuando vuelva a acostarme.
No quiero que me despiecen una canción separando la letra de la música para anunciar chorizos o vino de la tierra sin ver un duro en el empeño.
No quiero perder de vista a los músicos que tanto valoro y me ha costado enganchar para cambiarlos a las primeras de cambio por unos maniquís de terciopelo en la foto.
No quiero hacer un disco de caras B pensando que me estoy guardando lo mejor de mi en el bolsillo trasero del pantalón.
No espero nada de casi nadie ya, pero me gustaría poder creer que en este mundillo hay gente que además de querer sacar tajada, respeta tu trabajo por encima de todo.

La libertad es algo muy grande, aunque cuando abres la ventana por la mañana y respiras, y tienes la sensación de que no hay nada más en el horizonte, no lo valores en ocasiones como en realidad merece.


En el Novelty, no he sido capaz aún de disfrutar del todo ese desayuno.
Me faltaban mis RayBan y me sobraban aviones planeando por la cabeza.

viernes, 18 de septiembre de 2009

los últimos tragos del verano

A veces nos empeñamos en apurar los tragos como si fueran frenadas y nos equivocamos.
A veces, tenemos la sensación de estar haciendo algo que nos prometimos no volver a repetir y nos confundimos con eso también.
Había estado por allí hace poco más de un año para tirar un jack a mi compa que les sirviera para rellenar un repertorio con el que salvar la noche, pero no era yo o al menos no del todo, y desde entonces eso se había convertido en una pequeña cuenta pendiente o tal vez venía de atrás, si.

Para seguir, antes de nada aclararé que la Guinness no nos patrocina aunque igual no estaría mal. Que nos cubriera las espaldas un telón con ese lema de ´pura intensidad´ de fondo, provocando una simbiosis con el sentimiento por lo musical, podría ser de lo más acertado.
Pero no, ese vaso se cruzó por allí confundiéndose entre la gente en un extraño cruce de calles entre otras cosas porque mi brother es otro aficionado a buscar esos enfoques imposibles.
Pero ni siquiera la probé. Agua y demasiada coca-cola al terminar para intentar reponer las exiguas reservas de azucar tras una jornada maratoniana.
A la gente le da igual, o mejor dicho no debe notar, si te has pasado la tarde tumbado tranquilamente en el sofá, leyendo el periódico y aplicándote una siesta reparadora antes de cargar los trastos, o llevas tres horas a la puerta de urgencias en un hospital sin sillas que hagan la espera de una analítica trascendente un poco más llevadera.
Por momentos me apetecía acabar antes de haberlo empezado, miré al cielo y pensé que si ella aparecía tal vez no me sentiría peor, pero cuando lo tienes todo montado para comenzar a probar y la lluvia se acerca a saludarte, lo único que esperas es que se largue sin tener que explicárselo como a una de esas chicas pelmas con las que jamás te plantearías pasar el resto de la noche.

Al terminar me he sentido satisfecho por el deber cumplido, aliviado por las reacciones generales del personal aunque no demasiado conforme con el sonido que hemos gastado.
Cuando nos hemos querido dar cuenta habían cerrado la cocina del local y nos hemos quedado sin cenar. No sé cuando vamos a aprender con eso.
Las puertas de mi estómago seguían cerradas pero el ayuno general no estaba ni mucho menos justificado.
Tras la maravillosa faena de recogerlo todo para no dejar rastro alguno de que pasamos por allí, (el día que evitemos esa tarea será señal inequívoca de que esto a empezado a funcionar), hemos cargado hasta los topes para enterrar el coche en un parking de última generación lo cual ha sido misión imposible supongo porque el tamaño casi siempre importa.
Media vuelta a la ciudad para buscar otra alternativa aunque antes he dejado a estos en uno de los pocos locales que sirven "comida" a deshoras, y cuando he llegado, a tiempo de oler esas burguers tan poco amables, no ha sido precisamente el mejor estímulo para abrirme el apetito.
He pedido una cerveza por fin, pero tampoco estaba a la altura. Ni a la altura, ni fría.
Desde luego ese local ha vivido tiempos mejores.

En esa prórroga que no lleva a ninguna parte y a la vez se hace inevitable, comentando la jugada y las que nos quedan por hacer, hemos finiquitado la noche como grupo.
Último trasvase de instrumentos entre maleteros y al llegar a casa, tres portes por delante para devolver todo a su lugar de origen. Parece que llevara fuera una semana por momentos.
Con ese gimnasio extra de última hora he despertado por fin el gusanillo al que saciar con un buen tazón de cacao con leche fría y una tanda de bizcochos.
El silencio en la cocina sólo roto por el canto de los grillos, la calma relativa iluminada por la luz anaranjada de la campana, y ese reloj apuntando con sus agujas de reojo a punto de dar las seis me ha dejado sin ganas de sintonizar ni a los Stones ni a nada, y a un paso de cerrar los ojos tras casi 24 horas sin tregua para por fin no pensar en nada, o intentarlo al menos.

A veces nos empeñamos en apurar los tragos como si fueran frenadas y tal vez este no es el mejor ejemplo, pero igual vale.

viernes, 28 de agosto de 2009

La cabaña

En ocasiones lo tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos y no nos damos cuenta.
Hacemos kilómetros, buscamos el norte sin brújula con la seguridad de estar apuntando al lugar adecuado, o a cualquiera que nos aleje de esa exasperante rutina a la que dar esquinazo en el primer cruce.

Y nos perdemos para ser más libres, y nos cansamos por sentir más lejos, y con ese trajín de ida y vuelta y principio de incertidumbre por lo que nos espera, se nos van los pocos días que tenemos para encontrar nuestro particular sitio de recreo.

Supongo que todas las puestas de sol tienen un punto invisible en el que nuestros ojos no pueden llegar más lejos, más allá de esa franja que ya sea de mar o de montaña, pone la pausa y nos hace adictos a ese espectáculo del que sería absurdo tratar de quedarse con un único entorno.

jueves, 20 de agosto de 2009

buscando el fresco en La Bodega

Una armónica, una guitarra, una batería con lo justito y dos tipos para liquidar casi una veintena de canciones.......suficiente.
No, no es que sea la nota. Particularmente y a tenor de las reacciones y el respeto que la gente volvió a demostrar, creo que obtuvimos algo más en esa reválida en la que se había convertido la cita.
Y eso que me había propuesto tocar sentado por mucho que el terreno invite a lo contrario, pero reconozco que me cuesta volver a ese plano.

Me dijeron que comentaba un amigo de los que me conocen bien, que "Copper convoca a las canciones como si fueran jugadores de un equipo de fútbol", y la verdad es que tiene parte de razón. Incluso para este ´match´ hice rotaciones, que a Pep en su Barca le funciona.
No hay nada como tener banquillo, eso desde luego.
Pero volver a recuperar viejas canciones de anteriores proyectos adaptadas al medio actual y sentir una de las reacciones más positivas de la noche vale más que todos los discos a los que finalmente puedas dar salida.
Aunque sería absurdo no reconocer que estamos encantados de que nuestra música volara un poquito más lejos y pueda aterrizar por Sevilla, Valencia, Argentina o...bueno, no tenemos muy claro si Japón, Corea o la mismísima China.

Las escaleras que conducen a La Bodega del Barbero han sido algo más que unos puntos suspensivos...como para pensarlo dos veces.
Algo más que un clavo ardiendo en una noche de verano al que agarrarse, y en el que poca gente se pararía a pensar eso de que segundas partes nunca fueron buenas.

viernes, 14 de agosto de 2009

carretera y manta

Hacía muchos ensayos que no volvía solo por la 110.
Tanto tiempo que ni siquiera he conseguido recordar cuándo fue la última vez, aunque tal vez sea lo de menos.

Un zorro se ha cruzado mucho antes del tramo de Valdeprados, pero iba lo suficientemente despacio dando vueltas a la lista de posibles convocadas que lo he podido evitar sin problemas.
Han sido un par de noches para recolocar el repertorio, dando tickets a más canciones de las que pueden encontrar cabida en el carrusel para comprobar cuales son las que se caen del caballito o ni siquiera consiguen subir, para intentar no echar de menos a ninguna de ellas, a nada y en la medida de lo posible a nadie.

La total independencia es una utopía, entre otras cosas porque ni siquiera estamos seguros de buscarla a cada paso que damos, pero sé que esa carretera u otras parecidas, las he recorrido antes y por eso a estas alturas no voy a volverme loco.
El camino hay noches que se hace largo, pero esto no hizo más que empezar y me debería ir acostumbrando al contínuo vaivén entre giros y frenazos, dentro y fuera de esas líneas que limitan el margen por el que circular.


Supongo que en definitiva, esa incómoda y moderada inestabilidad es la que nos ayuda a mantenernos despiertos y con la guardia alta.

lunes, 10 de agosto de 2009

Amigos imaginarios (de 15 a 15.000)


El Espinar, primeros de Agosto, noche de cara climatológicamente hablando, las terrazas a rebosar de gente en la plaza de al lado y a escasos metros, una de las bandas que merece la pena disfrutar y descubrir en cualquier caso por varias razones.

Para empezar porque Santi Campos, su impulsor y alma máter, es de esos tipos que saben escribir, de lo mejorcito que hay si hablamos de letras en castellano en este país aunque por lo visto sus mensajes sean demasiado profundos o complejos para la mayoría de los mortales.
Para seguir, porque Ester Rodríguez es una delicia a los coros y no lo digo por ser la chica de mi disco, es que el placer de escucharla se multiplica cuando se suelta la melena para hacerse temas a los que viste por los pies mientras desnuda el alma de algunos clásicos del rock americano.
Santi tiene en ella uno de los tesoros de su particular isla, pero además para darle aún más empaque a la historia, hay tres músicos respaldando esas canciones en las que sin olvidar la base rítmica destaca Charlie Bautista, que es uno de los músicos más solicitados con diferencia y comparte su talento con otras formaciones como Sunday Drivers, Russian Red o Christina Rosenvinge entre otros muchos.

Pues bien amigos, eramos 15, mi entrada la 16 en concreto y bueno, creo que llegaron un par de personas más después.
Tan sólo unos días más tarde, me cruzo en el diario con los ecos de la "verbena de Baute" en Valverde.....15.000 entregados a la causa latina de la canción de verano que a este paso va a conocer casi todas las estaciones.
Me queda la duda de cuantos de esos fieles se habrían quedado por el camino de haber tenido que pagar una entradita de 5 pavos o levantarse para cumplir con su jornada laboral a la mañana siguiente pero...¿que coño está pasando?
Vale, ya sé que la respuesta es sencilla y se podría dar en varios idiomas.

En cualquier caso, y aunque no lo buscamos, hay noches que te paras y piensas que por momentos tiene su encanto formar parte de ese selecto club de los malditos.

domingo, 2 de agosto de 2009

Doble o nada

Creo que desde El último encuentro de Márai, no había disfrutado de ninguna de mis lecturas como lo hice al encontrarme con este libro.
Es cierto que tampoco me he prodigado demasiado en los últimos meses, pero si he pasado por algunos que se han convertido en perfectos somníferos de cabecera que todavía siguen amenazando con extraviar el marcapáginas antes de llegar a la meta.

La primera novela de Maribel Gilsanz ha pasado por delante de esos libros anclados como si de una Zodiac se tratara y aunque no he comenzado aún el segundo de sus relatos, me atrevo a asegurar que no va a dejarme mal a estas alturas. Doble o nada tiene algunas de las cosas que le pido a una historia, es decir, que te sugiera, que te enganche, que te incite y tal vez el llegar a desear que no se acabe tan pronto aunque ya se sabe que una retirada a tiempo...
En cualquier caso, he dejado la segunda parte de la obra como el que guarda una botella en la nevera con la que ventilar la penúltima cuesta de cualquier noche de verano.

Tal vez con los libros también vale lo de que te lleguen en el momento justo y el lugar...pero supongo que la sensación que manda es la misma a cuando ves una película que te hace querer continuar la trama, o desdoblarla y hacerla tuya en la medida de lo posible.
Ahora también hay una canción que se llama Doble o nada, y el tiempo dirá si envejece bien y se puede llegar a degustar como esos albariños que han acompañado la lectura de esta primera obra de Maribel que seguro nos hará esperar con expectación nuevas entregas.

Si Tina fuera la música y Juana la letra, yo tampoco tendría claro con cual de las dos quedarme pero probablemente apostaría al doble por mucho que algunos tengan la sensación de que priorizo en la segunda...aunque eso tan sólo es una pista para entender mejor la posición del autor, al menos, en lo que se refiere a la canción.

Ahh, y ni que decir tiene, que estaba completamente sobrio en el transcurso de la lectura.

viernes, 31 de julio de 2009

Al norte del norte


dicen que los sueños crecen libres en esta ciudad
dicen que las noches son más cortas al lado del mar
me contaron que oyeron tu voz
empapada entre arena y sal
dicen que las carreteras son como una puerta
abierta para escapar

y tu, te has quedado a este lado sin miedo al dolor
esperando de espaldas al sol
es más fácil dejarse llevar
no me creo que seas tan fuerte
para esperar sola a que cambie la suerte
sin nada que hablar...


Tenía más de 600 fotos para elegir, probablemente mejores que esta también pero no era cuestión de estar haciendo una selección para la ocasión así que me he decidido a coger la primera sin más.
Ahora tengo claro que ha sido una gran idea volver a subir, aunque sólo fuera para repetir allí un par de noches.
Que al lado del quicio de la ventana reposara esta vez una guitarra era lo de menos, y que la acabara sacando de su estuche o no también.
Era la sensación de disfrutar esa vista con los cinco sentidos y al 100% lo que me daba el momento de llenazo tan gratificante, con independencia de ese clima que es capaz de cambiar el humor a muchos y a mi personalmente me da la vida. Aunque la fotografía que encabeza sea bien distinta a la que chorreo por mis diferencias con los paraguas, unos días después al lado de Castelao y sus compis en una pequeña placita pontevedresa...

viernes, 17 de julio de 2009

Vuelva usted mañana

Si, con esa frase típica que se hizo cuña dentro de los organismos más y menos oficiales hace ya unas cuantas décadas, o como el tipo del anuncio de las barritas All Bran al que le falta la foto del carnet, me he quedado esta tarde en mi primera intentona con fin promocional.

No imaginaba en cualquier caso la misión imposible que supone superar determinados filtros sin una acreditación, cita previa o toma de contacto con el destinatario en cuestión para recibir el ok.
Sobre todo teniendo en cuenta que no vienes de ninguna productora, editorial ni sello discográfico al uso y sólo eres un tipo que se ha producido y editado su disco de la forma más digna posible pero teniendo claro, que aparecer por determinadas frecuencias no va a ser tan fácil.
Así que resignado, he vuelto a cerrar la hebilla de mi atestado zurrón de cartero con todos esos sobres y sus hojas de promo cuidadosamente ubicadas, esfuerzo baldío de las últimas madrugadas, sin que llegaran a asomar la cabeza por la cinta del scaner.

El día que una de mis canciones suene por las ondas no me lo voy a creer, pero en cualquier caso tengo que reconocer que lejos de tirarme por tierra me alimentan este tipo de situaciones.

Y con la necesidad de soltar algo de lastre para que el camino de vuelta no se hiciera tan pesado, hemos vuelto a caer por el estudio para dejar a Dany sus copias y respirar ese ambiente entre peceras, renovado en parte por ese mueble que se ha marcado Bravo, que confirma su arte con las maderas más allá del conocido con las baquetas.
Hay que volver por allí, pero sin prisas en la medida de lo posible, a trabajar desde abajo, a vestir todas las canciones por los pies.

El último guiño como no podía ser de otra forma ha sido para esa Rick que sigue esperando a que pueda o me decida a dar el paso.
Tengo la sensación de que la gustaría jugar conmigo y que nos vamos a entender bien, así que espero no se adelante algun tipo y pague la cláusula en plan club sobrado de los que tanto se habla durante la época estival, para dejarme mirando y con cara de poker.

viernes, 3 de julio de 2009

La intensidad contenida

Pura intensidad.

Supongo que eran las palabras.


Pero se alejaron, se caducaron y se perdieron definitivamente tal vez por dejar la dictadura de las formas a un lado, por olvidar que las líneas de un pentagrama a modo de medianas, arcenes o rayas contínuas, delimitan en ocasiones el espacio de manera insuperable por alguna razón que no es el mero capricho, y si las pisas o incluso rebasas para quedarte parado, ya sea en doble fila, entre los márgenes que limitan las zonas transitables o tirando por libre campo a través para acortar la distancia, tienes muchas posibilidades de acabar dando vueltas de campana y estrellándote sin posibilidad de recuperar lo que se había generado.


Pura intensidad, si, eran las palabras.

Y ahora todas las demás probablemente sobran.

viernes, 26 de junio de 2009

Con aire de banda


De la otra noche, lo mejor a estas horas es disfrutar esta fotografía.
Llevaba casi cuatro años para inmortalizar algo así, y desde luego podría haberlo conseguido antes, me refiero a la foto, si en alguno de los bolos que hicimos nos hubiéramos prestado a ello.
Pero tampoco fueron demasiados ni tal vez tuvieron el peso, o el rodaje para llegar de esta forma.
En cualquier caso, agradecer a cada uno de ellos su actitud, aplomo y saber estar encima y también fuera del escenario.
Sobre todo en esta última cita y aunque no me gusta señalar, a Javi que pasó un infierno a la batería tocando ´de vista´ ante las nulas señales que llegaban por monitores y sudó la camiseta en esos escasos cuarenta minutos más que si nos tiramos dos horas en unas condiciones medianamente normales.

El concepto de banda alrededor de un músico que va con su nombre por delante, no por afán de protagonismo si no por haber comenzado esta travesía desde la soledad más absoluta y venir rodado y magullado de buscarle nombres a los grupos por los que ha pasado, podrá discutirse si necesita o se considera a partir de un número determinado de miembros.
Pero independientemente de lo que podría aportar un teclas ahí, o del carácter que unas buenas cuerdas le dan a la historia, lo cual ya tuve oportunidad de comprobar, a noche de hoy me conformo con que lo que hay se mantenga y siga cogiendo el poso que te hace sentir verdaderamente arropado.

En definitiva, gracias por estar ahí.

jueves, 25 de junio de 2009

El día D y la hora X

Pues si, a pesar de todo al final lo hicimos y estuvimos allí.
Cuando tienes dudas del camino a elegir, el referéndum sobre la marcha no suele ser la mejor opción pero aunque tengo que reconocer que a veces me cuesta decidir, una vez pasado el cruce no es cuestión de dar demasiadas vueltas para discutir si era la buena.
Por supuesto Lluvia se animó y no quiso faltar a la cita, ella es demasiado fiel para fallarme en una como ésta y no aparecer, estaría bueno, así que recién montado nuestro castillo entre el espacio sobrante, tuvimos que levantarlo a la carrera sin poder empezar la prueba de sonido para refugiar el equipo en un zafarrancho improvisado y de mala manera bajo la tarima del escenario.

En ese punto y mojados, que no calados hasta los huesos, comienza ese ejercicio tan saludable para las cervicales que supone mirar al cielo como si con eso fuéramos capaces de predecir a lo Montesdeoca.
Y la gente que no ha fallado ni se deja atemorizar por las nubes, te pregunta, y tu te encoges de hombros, y de repente pasado un rato alguien de la organización te pregunta también que va a pasar, y tu les intentas explicar que no eres técnico ni meteorólogo para dar el ok, pero que aunque sea por la gente que se ha acumulado hay que intentarlo.
Y las clavijas empiezan a apretarse, pero ni una lona apareció para cubrir el equipo en una falta de previsión lamentable por supuesto. Debe ser que en el mes de Junio por esta city no se ha liado jamás una tormenta...

Y vuelta a empezar, a intentar colocarlo todo otra vez en la mitad de tiempo, a desenmarañar cables mojados a los que secas el macho en tu camisa para no provocar otro conflicto, a convencerte de que una vez más, vamos a salir como los cristianos entregados a los leones en el circo romano que parece esta ciudad por mucho que Juan Bravo nos escude en la retaguardia.
Chepas intenta hacer magia en la mesa, y con una media de treinta segundos por envío parece que lo está haciendo sonar aunque arriba es otro cantar, pero nadie lo sabe ni parece darse cuenta de que pasamos las de Caín para poder escucharnos.
La acústica parece que va a reventar entre acoples, Javi no tiene referencia alguna por monitores y sólo escucha el sonido que sale de sus tambores que por momentos parecen de guerra cuando otro tipo de los del guión imprevisible nos amenaza con "empezar ya" o tomar las de Villadiego...o Villalar, quién sabe.

Así que sólo le queda la referencia visual de mi trasero que no es de los que se menean demasiado precisamente a ritmo de acorde.
La gente aplaude medias canciones, Vidal dice que no sale sin mear y ponerse los zapatos, ni yo sin beber un trago y cambiarme de camisa y con esas vuelve la dictadura exasperante del que no tiene nada que perder para tensar más la cuerda.
El otro día comentaba a Quino, acerca de lo complicado que era decidir las canciones que se quedaban fuera con un paralelismo en el que citaba su última excursión al Zoo, que por un momento se imaginara la situación de tener que dejar a uno de sus retoños en casa porque no caben en el coche...Si había sido jodido hacer una lista de convocadas para cuarenta minutos, con la espada encima y recortando sobre la marcha es más complicado elegir bien pero que coño, no se toca todos los días en una plaza como esa y además, se supone que aún tenemos mucho que demostrar, así que nos miramos y decidimos ir a por ello.

Por cierto, sólo palabras de agradecimiento para Rebeca y su gente por las facilidades que nos dieron y el buen rollo hasta en los momentos más tensos, y por supuesto, para la gente que se armó de paciencia y una vez más soportó una situación incómoda por vernos hasta el final.
A los que se quejaban esperando impacientes por verla, me habría gustado que se hubieran subido ahí para entretener al resto del personal hasta que el sol cayera del todo y así luciera tanta estrella repartida por el escenario, o que el partido de fútbol terminara sin restar afición...
Pero no, para eso ya estábamos nosotros. Aunque en la resaca de los flashes ni siquiera llegáramos a las migajas....... "Los segovianos David Copper... ", si claro, el que leyera eso, no tenga ni idea, ni pasara por allí puede pensar que igual somos algo parecido a los Jonas Brothers por ejemplo.
Y todo por un par de platos en el Narizotas y el "Love to Art" que llevamos en vena.

Lo más triste al final es que en esta ciudad, todavía hay gente demasiado clasista e incapaz de reconocer que entre el cielo y el suelo hay mucha menos distancia de la que imaginan.

martes, 23 de junio de 2009

el empresario


No lo hice públicamente durante el concierto y se me ha pasado por alto en la entrada anterior, pero no quiero dejar sin citar a Miguel ´Zarzu´, por lo bien que nos trató la otra noche y hacernos sentir más en casa si cabe de lo habitual.
Del empresario depende en ocasiones que tu puedas dar lo mejor de ti y con tipos como él, es difícil guardarse nada para otra ocasión.

No era una noche precisamente favorable para juntar al personal de la zona, pero aún así, se agradece cuando se palpa el empeño de alguien por tratar de que las cosas salgan lo mejor posible.
Aunque sea colocando carteles en lugares tan típicos pero con tan poco encanto como este.

lunes, 22 de junio de 2009

Yquarum

Por fin llegó su momento.
Se suceden las premieres y entre tanto alboroto la excursión merecía la pena para firmar esa primera salida. No es el oceanográfico aunque por momentos lo parezca.
Como no quería dejar sobre sus espaldas todo el peso de esa supuesta presión, compartió butaca con el piano también para entre los dos atenuar responsabilidades si cabe, a la vez que disfrutar esa nueva posición.

En realidad lo que buscaba era sacar el mayor número de conclusiones para la próxima cita y fue eso tal vez lo que me llevó a no disfrutar como había imaginado del momento festivo de la fecha.
No, no sé muy bien por qué razón el ambiente no estaba relajado y hubo algo o tal vez faltó, que no dejó llevar al límite esa predisposición.

Tal vez porque las mejores fiestas son en ocasiones las que te encuentras por el camino sin la necesidad de planearlas ni siquiera, nunca se sabe.
En cualquier caso, salir del garito ya con la fresca y la necesidad de calarte las gafas para evitar los primeros rayos de sol, y que te sobren fuerzas para liar un último porte es casi sintomático.

Pero por supuesto ha merecido mucho la pena y no por haber vendido esa noche nuestros primeros discos.

Nacional será titular en la alineación de champions el miércoles, y Culpable tendrá que esperar un poco para disfrutar de su bautismo de fuego.
Está bien ser descarado y arriesgar, pero los partidos importantes están para que les saquen adelante los veteranos.

sábado, 20 de junio de 2009

La inmortalidad deseada


Aún recuerdo una frase de Javier Vidal el día que tuvo su disco en las manos.
Decía algo así como "ya nos podemos morir tranquilos por dejar esto ahí, y que los que vengan detrás..." pues bueno, independientemente del resultado obtenido es eso.
Aunque yo no me quiero largar tan pronto.
Quiero hacer otro, que hay canciones suficientes en lista de espera deseando que las "metan mano" y mejorar lo presente en la medida de lo posible.

Pero hay que centrarse en esas cajas que hoy por fin, después de tanta espera, unas cuantas lágrimas y sobre todo mucho esfuerzo, por fin han tomado el bar como si no hubiera un mejor sitio en toda la casa para empezar a celebrarlo.

Mas de un año y medio desde que empezamos a prepararlo, cuatro desde que me quede solo para tirar de este carro, unos diez de que empezara con mis primeras formaciones serias, quince desde que comencé a esbozar mis primeras canciones...

Algunos, de la nada se graban un disco en apenas un par de meses pero puedo asegurar que no es lo mismo.

Todo llega, si.
Aunque tras el subidón inicial, te quedas mirando el material y tienes la sensación de que esto no ha hecho más que empezar otra vez.
Espero equivocarme, pero tal vez no sea fácil dar salida a todas esas cajas y debería intentarlo antes de que caduquen como las cervezas y los refrescos que se quedan en las cámaras de los bares sin demasiada clientela.

A favor la atemporalidad contrastada de la mayoría de las canciones.
Mi adicción llegó en el primer año con Chesh y ya ha llovido, Nacional y Rumbo antagónicas en cuanto a género desfilaron juntas en la colección del 2005, Cuentas o Noviembre no son mucho más jóvenes.....

En definitiva al final de todo, me he dado cuenta de que he terminado pensando en lo de siempre, en las canciones.
Y que aunque el objetivo era tener un disco ahí, jamás las hice para ese fin.
Tal vez por eso, independientemente de lo que la gente pueda opinar de ellas, lo único que no se podrá someter a debate es que son de verdad.
Es lo bueno que tiene hacer canciones como modo de vida, que las imposiciones, las prisas y demás condicionantes que pueden hacer enturbiar una historia, aquí no tienen cabida.

miércoles, 3 de junio de 2009

Entre vías


Y hay días que sólo vale mirar hacia delante.


Aunque sea por líneas férreas semi abandonadas, por itinerarios que están cerca de pasar a la historia devorados por el inexorable paso del tiempo y el avance de los Avant y los Alvia.

Hay días que los minutos son como traviesas interminables en nuestro particular recorrido hacia ninguna parte y aún así, seguimos avanzando.


Aunque sea despacio, como esos viejos trenes que se esforzaron por mantener su posición entre vías y no pasar a formar parte antes de tiempo de la historia del ferrocarril.

martes, 26 de mayo de 2009

torres más altas...


no acabaremos el dicho, que bromas con eso las justas.

La torre que buscaba se encuentra al lado, pero no aparece para no dar mayor trascendencia al asunto.

El caso es que era más de mediodía de un lunes cualquiera en la ciudad invisible, y tras mirar el reloj primero y al cielo después, he decidido colgar las llaves del curro en mitad de la nada, coger el coche, largarme a casa a por el material, volar hasta la estación para coger un bus directo, plantarme en la Princesa a eso de las dos con atasco monumental incluido hasta Príncipe, bucear hacia el subterráneo para recorrer siete estaciones que me dejaran en Plaza Castilla, y como si en una prueba de uno de esos concursos televisivos que parecen descatalogados tipo ´Grand Prix´, llegar casi sobre la bocina pero con unos minutos de sobra para entregar el testigo antes de la hora límite.

Cuando he salido del edificio para invertir el recorrido, me he quedado mirando esas inclinadas torres a la vez que cogía un poco del viciado aire capitalino mientras pensaba con mentalidad de ciclista que tal vez esa escapada iba a ser la buena.

Independientemente del resultado final, la satisfacción del deber cumplido por haberlo intentado me ha dejado a los pies de la Estación del Norte con ganas de no seguir dando vueltas, de tomarme un bocata con una cerveza mirando a los trenes, de comprarme una camisa para el próximo concierto y de no volver a pensar ni por un sólo momento que iba a sentir si volvíamos a quedarnos fuera de la foto.

lunes, 25 de mayo de 2009

Rat y los indisciplinados


Después de más de cuatro horas mirando al cielo, se puede decir que ha merecido la pena.
La amenaza de esas nubes inflamadas se quedó en eso.
Y la disciplina de los indisciplinados quedó fuera de toda duda.
Cimientos de garantías para asegurar una segura construcción en la que Rat es el encargado de subirse al tejado para colocar la bandera.
Y desde luego, no era plan de dejarlo para otro rato.

Ver en sus ojos el brillo del que todavía cree que puede pasar algo, la sobreexcitación de lo que supone una puesta de largo en la que siempre pareces jugarte mucho más de lo que hay sin dejar de lado la sonrisa...

Ahora que lo pienso, las últimas tres veces que me subí fue por invitaciones de una u otra índole...así que supongo ya va tocando hacer algo de propia iniciativa.

En cualquier caso me alegro por ti compañero, esto sólo acaba de empezar y detenerse entre la resaca de los flashes aunque obligado, no es lo que hará que veamos la botella medio llena al llegar a casa.


De todas formas y como decía aquel...me encanta que los planes salgan bien.

lunes, 18 de mayo de 2009

diez años atrás


Si, hace ya una década que Jaime desde el otro lado de la barra en La Marga, me invitó para sacarme de esas cuatro paredes entre las que me había pasado una carrera haciendo canciones, y cambiarlas por un alquiler, y comprobar si algo de lo que había generado era moldeable, compartible y aprovechable para que fuera tomando cuerpo en un local de ensayo.

Y ésta es la vista que se me quedó grabada de ese paraje, la que cada vez que salías a remediar tus necesidades más primarias te miraba de frente.

Cualquier parecido de aquel local con el que tuve la oportunidad de disfrutar la otra tarde es mera coincidencia. Bueno, lo de los baños sigue siendo una utopía.
Pero todavía recuerdo aquel fluorescente torcido que pendía de un cable enrollado a una viga que soportaba un falso techo, y lo complicado que era en ocasiones concentrarse allí sobre todo en invierno con un frío que te dejaba los dedos inservibles o en verano también, compartiendo equipo con murciélagos, hormigas varias y demás especies...


El eco de aquellos tres o cuatro años que pasé por allí, ha sobrevolado mi cabeza a la vez que intentaba adaptarme a esa tensión que genera un ensayo previo a una puesta de largo.

Se van acercando los exámenes y aunque esta no es mi guerra e independientemente del resultado final, supongo que nadie podrá decirme que he dejado todo para última hora.

jueves, 14 de mayo de 2009

Esperando nada


´Voy a revelar una historia que es a veces mentira y otras no es verdad,
me quedé sentado esperando la llegada de la suerte, no podía tardar
y pasó tanto tiempo que llegué a ver sombras en color
y pasó por delante tanta gente que nadie me vio

esperaría de pie que el anochecer se fundiera con la tarde y el amanecer,
como un vendaval, a mi paso se revuelven los trozos de un quemado papel...´



Los que me conocen bien saben que es como el padre nuestro para mi.
Y los que nos han visto en alguna ocasión también, así que supongo no tendrán dudas.
Lo demás no importa.

Casi siempre estamos esperando algo, aunque sea.....
que los de la imprenta llamen de una vez para revisar el material y que esto no se detenga.


Se hace tarde y por aquí ya no pintamos nada.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Retrovisor


Hay días que resulta imposible no echar la vista atrás.
El retrovisor te ayuda a mantener ese equilibrio para no perder la mirada al frente aunque en determinados momentos, si fijas tus ojos en él puede deslumbrarte.

Sabíamos que iba a llegar, pero llevábamos años con eso y se había convertido en algo parecido al cuento de Pedro y el lobo.
Pero el lobo llegó al final y al menos no lo hizo sin avisar.

Me quedé sentado en el coche, escuchando ese concierto de hace diecisiete años que a modo de homenaje estaba pasando una emisora, y reconocí al instante que era uno de los que había grabado en una de esas casetes que posteriormente escuchaba hasta quedarme dormido en mi viejo walkman.

Por la parte que me toca, por ese ´No me iré mañana´ que supongo son de esos discos que si te llegan a tiempo tienen la capacidad de cambiar y orientar un camino, tuve la sensación de que le debía algo más que unas cuantas escuchas empañadas, y otras tantas palabras de las que ya no dicen demasiado cuando se ha dicho todo, y pensé en irme mañana para dar las gracias y ese último adiós que merecía el maestro.

El sitio de recreo particular de cada uno se encuentra en ocasiones mucho más cerca de lo que imaginamos.

martes, 28 de abril de 2009

Con alma de blues



No, no sé tocar blues y él lo sabe.
Por eso entre otras cosas agradecí la invitación, y también por inesperada, lo reconozco.
No sé tocar blues y es curioso, en las únicas tres clases de guitarra que di en mi vida, y digo tres, el profesor que era bajista, puso todo su empeño en que me iniciara con eso, en las escalas, la bar blues menor...y un buen puñado de apuntes que supongo aún conservo sobre eso pero jamás me motivaron demasiado.

Tal vez no entendió que yo buscaba otra cosa, pero a Dani Zamora siempre le recordaré y agradeceré hasta el infinito que me descubriera a Tom Waits.
Ese libro de canciones donde tras leer The heart of Saturday night entre otras, te parecía poder marcar un antes y un después de todo esto.
Y curiosamente, ahí acabé esa noche, versionando de nuevo esa maravillosa canción con una mezcla de inseguridad e incertidumbre y sin llegar a compartir toda esta historia con Parra de la manera que me habría gustado.

No, no hemos arreglado nada.
Tampoco era el lugar probablemente ni el momento pero, estuve allí.
No en mi mejor versión ni mucho menos.
No fue mi mejor día, ni estaba para demasiados cruces de caminos en los que hacer homenajes a Robert Johnson ni a Mayall, ni a Clapton ni...
podría haber puesto cualquier excusa, lo tenía fácil.
Hasta de última hora pero no.

No sé si tengo el alma de blues suficiente para desfilar en un sarao como el de la otra noche, pero de lo que estoy seguro, es que sigo creyendo en la música de tal forma que no soy capaz de mirar hacia otro lado si me hablan de volver a compartir un escenario por pequeño que sea cuando creo que el ofrecimiento es de verdad, y el recorrido...los buenos y los peores tiempos y todo lo demás, carece por momentos de importancia y queda relegado a un discretísimo segundo plano.

sábado, 18 de abril de 2009

Clavijeros y Cenicientas


Hacía mucho tiempo que no se las veía juntas.
Era de las veteranas y llevaba mucho por aquí, pero a la vez la que menos había vivido de todas.
Nunca iba a las excursiones, jamás había salido a una fiesta de esas donde tarde o temprano se pierde la ingenuidad...
Y no es que sus compañeras no la ´ajuntaran´, o la hicieran de menos constantemente ante cualquier situación de esas en la que se aprovecha el riff de turno, o el sólo más brillante para salir a pasear y tratar de lucir sus mejores encantos...

Aunque ella tenía un severo complejo de desafinación que la hacía quedarse en casa mientras las demás disfrutaban de las puestas de sol en maleteros abarrotados, y se bebían cervezas en locales de ensayo y tragaban humo en los bares de noche.
Ella siempre entre cuatro paredes, al servicio de canciones en proyecto cogidas con alfileres, semillando el terreno con mimo para que después llegara cualquiera de las otras con sus tacones a drenarlo y lucir palmito ya con el tema cerrado para llevarse los flashes.

Pero su momento de gloria llegó por fin en una gran cita.
Se acercaba ya el tiempo de descuento en la grabación de una opera prima y quedaba un sólo por cerrar, el de la última canción del disco que pondría la guinda al pastel si es que encajaba esa melodía.
Y a pesar de todo, de ese lastre que había sufrido durante años como una enfermedad crónica, de ese complejo que ya consideraba perpetuo, estuvo en su sitio en el momento adecuado para disponer de esos minutos sobre los que Warhol siempre hablaba.

Casi cuatro meses para encontrar un clavijero sólido y de garantías que estuviera a la altura.
Con Alberto estas cosas ya se sabe que necesitan paciencia, pero es un crack.
Y además tengo un master en eso. (en paciencia, no en lutheria por supuesto)

La otra tarde en el local, sobre la tarima de la batería, Javi dijo algo así como que debería guardar la ´tele´ por una temporada en el armario y llevar esta, que era mucho más guapa...
"Lo que tiene que hacer es sonar bien", le espeté.

No sé de que me suena esa frase.

Pero supongo que ya la queda menos para disfrutar esas sensaciones que sus amigas tantas y tantas veces la contaron de regreso a casa.
A la vuelta del ensayo, cuando nos quedamos solos tras dejar a Quino, miré a través del espejo retrovisor y utilizando un símil futbolístico la dije,
´calienta nena, que vas a salir´.


Está claro que es una vitud saber esperar tu momento.

domingo, 12 de abril de 2009

El fin de las vistas



Cuando a finales del verano pasado vimos esa grua hacerse fuerte en la descuidada parcela, empezamos a temernos lo peor.
Parece que fue antes de ayer cuando me esforzaba por diseñar una colocación adecuada en el salón para exprimir en la medida de lo posible el perfil que nos brindaba la sierra.
Supongo que valió la pena mientras duró.
Ahora para ver la zona de Peñalara que es lo único que ha dejado libre esa mole de ladrillo, tendremos que asomarnos por la ventana.

La formación profesional es importante, pero ya podrían haber destinado otro lugar para tal fin y haber levantado ahí unas canchas de tenis de tierra batida o diferentes superficies, por ejemplo, que las de la ciudad deportiva...

En fin, merendar pan con chocolate en la cocina con esa nueva y majestuosa obra de frente, viendo como el sol maquilla su fachada en vez de esos campos que desembocan en los barrancos del Eresma, tampoco va a ser lo mismo.

Imaginé que esos copos de nieve eran por un momento como los restos que deja sobre el papel una goma de borrar pero abrí los ojos y seguía como si tal cosa.
Dicen que todavía falta una última gran nevada pero el manto blanco que cubre a la sierra ha quedado definitivamente para los privilegiados que viven en las alturas.

Aunque estos se quejan de las goteras...
vamos, que nunca se está del todo conforme con lo que se tiene.

martes, 17 de marzo de 2009

algo más tarde...



sin miedo a disparar...
sin miedo a disparar te pediré perdón si vuelves a llamar algo más tarde y tu, tu me dirás que no si todo sigue igual


Hace bastante tiempo que intenté algo parecido, pero no, nada que ver.
Era un viejo Oldsmobile que se pasó unos cuantos años por el polígono esperando que alguien se atreviera a rescatarle entre una montaña de neumáticos que casi le enterraba en vida.
No es fácil encontrar estos ´dinosaurios´ por aquí, así que cuando mi brother me puso en la pista de este Buick, un Electra supongo que de finales de los 60 o principios del 70, no me lo pensé demasiado y con unas condiciones algo más favorables nos fuímos a su encuentro.

La verdad es que llevaba mucho tiempo sin disfrutar tanto disparando.
A veces sólo necesitamos un pequeño estímulo, una excusa para sacar algo sin más esfuerzo que el propio placer por hacerlo.

Aún así, y aunque poco tiene que ver, hace tiempo también pensé que tal vez debería ser más cuidadoso con lo que escribo.
He tenido la sensación de que algunas canciones son premonitorias. Y con esa sensación no es fácil moverse, pues supone algo parecido a dudar cuando estás enfocando y si dudas y no disparas nunca sabes lo que puedes perderte, algo más tarde.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Vendetta

Quién dice adiós, quién elije su bandera de un color cuando faltan respuestas...?
En cualquier caso mucho más rojo que blanco, eso siempre.

Hace tiempo decidí que no merece la pena depositar tus ilusiones en manos de terceros.
Ni para una noche, aunque a veces reconozco que resulte cómodo y gratificante.
Efímero casi siempre, en cualquier caso.

Saber esperar¿?
Pues si, tal vez.
Detrás (no de la defensa), a un lado...pero nunca en medio porque corres el riesgo de quedarte con facilidad en fuera de juego.
Las cuentas pendientes no lo serían si consiguieramos saldar de inmediato cada una de las que se nos presentan, si no las dejaramos envejecer un tiempo al igual que esos vinos en las barricas para disfrutar después de todo su aroma y paladar.

Algunos se pasan toda la vida para saldar esas cuentas y ni siquiera lo consiguen.
Otros no tienen que esperar tanto para sacudirse ese peso, para dejar a un lado lo que como un lastre pervive más en la memoria propia que en la colectiva y se entierra de un plumazo casi siempre con hechos antes que con palabras.

Los posteriores brindis con reservas, crianzas o incluso un vino joven es ya lo de menos.
Nos vale hasta una Carlsberg.
De cualquier forma me he vuelto a alegrar por ti chaval.

Hay pocas sensaciones tan gratificantes, como la de tener completa seguridad de que acertaste en mitad de un dilema.

lunes, 23 de febrero de 2009

Kid

Apenas tenía un par de meses cuando nos hicimos con él.
No levantaba ni dos palmos del suelo y solo se le veían ojos. Unos ojos de un azul cielo tan intenso que parecían de mentira, como esas lentillas de colores que se llevan ahora y algunas chicas utilizan en los castings.
Han pasado doce años y sus ojos se han aclarado con el tiempo pero está hecho un chaval.
Y eso que en vida de perro doce años son palabras mayores.
Pero podría seguir tirando del trineo como guía de la misma forma que es capaz de llevarte en volandas en esos días que no estás para mucho y las piernas apenas soportan el peso de tu cuerpo.

Yo bauticé a Kid, sí, era un cachorro.
Y por esa época ya hacía canciones, no tan...como decir, con tanto empaque como las de ahora pero si de este palo.
Pero a mis amigos no les importaban demasiado y tan sólo prestaban atención a Platero y compañía...lo normal por otra parte, o tal vez no.
(no te líes Deivid, no te busques más ´amigos´...)
Y estuve a punto de dejarlo pero no pude, y mis canciones de cachorro no tuvieron la confianza, o el descaro, o el valor necesario para asomarse entonces por temor tal vez a los zarpazos.
Y nadie me tiró un cable aunque supongo que yo tampoco lo busqué por el lugar adecuado o tiré con la fuerza necesaria pero tampoco me arrepiento, porque de cada camino que cogí para después dejar a un lado aprendí algo. Aunque eso no quiere decir que volviera a hacer lo mismo en caso de verme ahí de nuevo.

Doce años son muchos también en vida de persona, supongo que algo se aprende.
Así que tal vez podrán decir que hemos llegado tarde, pero jamás que no estábamos aquí.
A pesar de que él no corriera en Pirena ni yo acumule aún cinco discos a las espaldas.

Tu sabes a lo que me refiero, ¿verdad Kid...?

domingo, 22 de febrero de 2009

La tercera sombra, las pequeñas cosas...


Definitivamente es una semana de reencuentros.
Y no por llevar tanto sin ver al viejo Kid, ni mucho menos, pero es cierto que hacía mucho tiempo que no echábamos un rato como el de esta tarde de sábado.
He agradecido ese frío que según caminas por el campo mirando de frente a la sierra parece que va a cortarte la cara, y disfrutado buscándole otra vez formas a las nubes como esa que se asemeja a un gigantesco rapaz sobrevolando la montaña y aportando a la vez una tercera sombra a la instantánea.

Y de regreso, hemos saltado evitando los charcos y el barro en la medida de lo posible para acabar empapándome con esa puesta de sol que ligada a esas pequeñas cosas, me han permitido esbozar una sonrisa y tener claro que probablemente estaba disfrutando el mejor momento del finde.

Tal vez para él no ha sido lo mismo, puede que tan sólo un paseo más en su rutinaria vida de perro, aunque por momentos, creo que ha tenido la sensación de que me estaba salvando el día.

jueves, 19 de febrero de 2009

Reencuentros


Al final va a convertirse en una cifra de referencia.
Algo cíclico tal vez...
Casi cuatro años hacía que no me subía a ese escenario y no será por no haberlo intentado.
De todas formas ha sido anecdótico, en realidad casi como la vez anterior, con la diferencia de que ahora ha llegado de la mano de un viejo camarada que desde entonces, ha recorrido más camino que yo o al menos, más deprisa.

Gracias Manuel, se agradece el detalle.
Seguimos en la pelea y es lo que vale, aunque algunos no quieran arrimarse y sigan mirando para otro lado.
Con lo sencillo que es hacer las cosas “medio bien” a veces...

Y felicidades por ese trabajo que además de escucharse, se puede mirar y tocar dejando las huellas sobre su caja, algo de lo que a noche de hoy yo aún no puedo presumir.

Por cierto, cuantas canciones seguidas hay que tocar sobre ese escenario para sentirse cómodo..? No, no era por la muñeca.
Tal vez a partir de la cuarta ya no se sienta uno como un extraño, o puede que con mi guitarra al lado sea diferente.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Rehabilitación


He dejado atrás las “descargas”, el láser, los masajes con ese ungüento mentolado que casi hacia llorar en las primeras sesiones.....ah, y las inmersiones en parafina, como olvidarlo.
Sufrir ahora para no hacerlo en el futuro.
Ese podría ser el lema de la rehabilitación, y eso que nadie te da garantías al 100%.

“Como sigas tirando con esa mano y no pares un poco, no va a servir de gran cosa todo esto”.
Tal vez la fisio tenía razón.

En ocasiones, es más una cuestión de tiempo, de reposo y no forzar la máquina pero llegados a un punto.....
¿cómo saber hasta donde necesitamos una mano que nos ayude o podemos hacerlo por nosotros mismos?

Todo depende del grado de la avería claro. Pero mientras sigamos sintiendo dolor por muy leve que sea, al retomar de nuevo la actividad o cuando nos meten los dedos en la zona afectada, no tendremos la seguridad de haber acertado del todo con el tratamiento.

lunes, 2 de febrero de 2009

Pregúntale al viento...


Definitivamente este invierno ya no es un secreto.

El día que la lluvia no lo llena todo, recoge el testigo la nieve para arroparnos con su manto y cuando estas parece que van a darse una tregua, llega el viento como diciendo aquí estoy yo y se erige protagonista aunque sea de un corto inesperado.

Si. Ha pasado por aquí, es evidente.

A veces nos esforzamos por dejar rastros como esos perros de la lluvia para que alguien nos siga, o incluso, para retomar nuestro propio camino ya sea de vuelta o no, si es que el rumbo elegido no es el correcto.
Otras, por el contrario, tratamos de borrar las huellas que hemos dejado como si con eso consiguiéramos un reseteado de nuestros propios actos o palabras.
Pero el viento no se presta a ese tipo de juegos.

Si pudiera se llevaría todas estas palabras y alguna más que encontrara por el camino.
Sólo las que tienen tanto peso como ese banco, testigo impasible ante el baile del resto de estructuras metálicas a su alrededor, parecen tener la confianza suficiente para mirarle aunque sea de reojo y aguantar ante sus embestidas.

martes, 27 de enero de 2009

El invierno secreto



año de nieves...

pero quién se atreve a caminar sobre el hielo para llegar a la otra orilla ??


habrá que acostumbrarse al blanco y creer en el refranero.