viernes, 14 de agosto de 2009

carretera y manta

Hacía muchos ensayos que no volvía solo por la 110.
Tanto tiempo que ni siquiera he conseguido recordar cuándo fue la última vez, aunque tal vez sea lo de menos.

Un zorro se ha cruzado mucho antes del tramo de Valdeprados, pero iba lo suficientemente despacio dando vueltas a la lista de posibles convocadas que lo he podido evitar sin problemas.
Han sido un par de noches para recolocar el repertorio, dando tickets a más canciones de las que pueden encontrar cabida en el carrusel para comprobar cuales son las que se caen del caballito o ni siquiera consiguen subir, para intentar no echar de menos a ninguna de ellas, a nada y en la medida de lo posible a nadie.

La total independencia es una utopía, entre otras cosas porque ni siquiera estamos seguros de buscarla a cada paso que damos, pero sé que esa carretera u otras parecidas, las he recorrido antes y por eso a estas alturas no voy a volverme loco.
El camino hay noches que se hace largo, pero esto no hizo más que empezar y me debería ir acostumbrando al contínuo vaivén entre giros y frenazos, dentro y fuera de esas líneas que limitan el margen por el que circular.


Supongo que en definitiva, esa incómoda y moderada inestabilidad es la que nos ayuda a mantenernos despiertos y con la guardia alta.

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