lunes, 18 de mayo de 2009

diez años atrás


Si, hace ya una década que Jaime desde el otro lado de la barra en La Marga, me invitó para sacarme de esas cuatro paredes entre las que me había pasado una carrera haciendo canciones, y cambiarlas por un alquiler, y comprobar si algo de lo que había generado era moldeable, compartible y aprovechable para que fuera tomando cuerpo en un local de ensayo.

Y ésta es la vista que se me quedó grabada de ese paraje, la que cada vez que salías a remediar tus necesidades más primarias te miraba de frente.

Cualquier parecido de aquel local con el que tuve la oportunidad de disfrutar la otra tarde es mera coincidencia. Bueno, lo de los baños sigue siendo una utopía.
Pero todavía recuerdo aquel fluorescente torcido que pendía de un cable enrollado a una viga que soportaba un falso techo, y lo complicado que era en ocasiones concentrarse allí sobre todo en invierno con un frío que te dejaba los dedos inservibles o en verano también, compartiendo equipo con murciélagos, hormigas varias y demás especies...


El eco de aquellos tres o cuatro años que pasé por allí, ha sobrevolado mi cabeza a la vez que intentaba adaptarme a esa tensión que genera un ensayo previo a una puesta de largo.

Se van acercando los exámenes y aunque esta no es mi guerra e independientemente del resultado final, supongo que nadie podrá decirme que he dejado todo para última hora.

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