jueves, 25 de junio de 2009

El día D y la hora X

Pues si, a pesar de todo al final lo hicimos y estuvimos allí.
Cuando tienes dudas del camino a elegir, el referéndum sobre la marcha no suele ser la mejor opción pero aunque tengo que reconocer que a veces me cuesta decidir, una vez pasado el cruce no es cuestión de dar demasiadas vueltas para discutir si era la buena.
Por supuesto Lluvia se animó y no quiso faltar a la cita, ella es demasiado fiel para fallarme en una como ésta y no aparecer, estaría bueno, así que recién montado nuestro castillo entre el espacio sobrante, tuvimos que levantarlo a la carrera sin poder empezar la prueba de sonido para refugiar el equipo en un zafarrancho improvisado y de mala manera bajo la tarima del escenario.

En ese punto y mojados, que no calados hasta los huesos, comienza ese ejercicio tan saludable para las cervicales que supone mirar al cielo como si con eso fuéramos capaces de predecir a lo Montesdeoca.
Y la gente que no ha fallado ni se deja atemorizar por las nubes, te pregunta, y tu te encoges de hombros, y de repente pasado un rato alguien de la organización te pregunta también que va a pasar, y tu les intentas explicar que no eres técnico ni meteorólogo para dar el ok, pero que aunque sea por la gente que se ha acumulado hay que intentarlo.
Y las clavijas empiezan a apretarse, pero ni una lona apareció para cubrir el equipo en una falta de previsión lamentable por supuesto. Debe ser que en el mes de Junio por esta city no se ha liado jamás una tormenta...

Y vuelta a empezar, a intentar colocarlo todo otra vez en la mitad de tiempo, a desenmarañar cables mojados a los que secas el macho en tu camisa para no provocar otro conflicto, a convencerte de que una vez más, vamos a salir como los cristianos entregados a los leones en el circo romano que parece esta ciudad por mucho que Juan Bravo nos escude en la retaguardia.
Chepas intenta hacer magia en la mesa, y con una media de treinta segundos por envío parece que lo está haciendo sonar aunque arriba es otro cantar, pero nadie lo sabe ni parece darse cuenta de que pasamos las de Caín para poder escucharnos.
La acústica parece que va a reventar entre acoples, Javi no tiene referencia alguna por monitores y sólo escucha el sonido que sale de sus tambores que por momentos parecen de guerra cuando otro tipo de los del guión imprevisible nos amenaza con "empezar ya" o tomar las de Villadiego...o Villalar, quién sabe.

Así que sólo le queda la referencia visual de mi trasero que no es de los que se menean demasiado precisamente a ritmo de acorde.
La gente aplaude medias canciones, Vidal dice que no sale sin mear y ponerse los zapatos, ni yo sin beber un trago y cambiarme de camisa y con esas vuelve la dictadura exasperante del que no tiene nada que perder para tensar más la cuerda.
El otro día comentaba a Quino, acerca de lo complicado que era decidir las canciones que se quedaban fuera con un paralelismo en el que citaba su última excursión al Zoo, que por un momento se imaginara la situación de tener que dejar a uno de sus retoños en casa porque no caben en el coche...Si había sido jodido hacer una lista de convocadas para cuarenta minutos, con la espada encima y recortando sobre la marcha es más complicado elegir bien pero que coño, no se toca todos los días en una plaza como esa y además, se supone que aún tenemos mucho que demostrar, así que nos miramos y decidimos ir a por ello.

Por cierto, sólo palabras de agradecimiento para Rebeca y su gente por las facilidades que nos dieron y el buen rollo hasta en los momentos más tensos, y por supuesto, para la gente que se armó de paciencia y una vez más soportó una situación incómoda por vernos hasta el final.
A los que se quejaban esperando impacientes por verla, me habría gustado que se hubieran subido ahí para entretener al resto del personal hasta que el sol cayera del todo y así luciera tanta estrella repartida por el escenario, o que el partido de fútbol terminara sin restar afición...
Pero no, para eso ya estábamos nosotros. Aunque en la resaca de los flashes ni siquiera llegáramos a las migajas....... "Los segovianos David Copper... ", si claro, el que leyera eso, no tenga ni idea, ni pasara por allí puede pensar que igual somos algo parecido a los Jonas Brothers por ejemplo.
Y todo por un par de platos en el Narizotas y el "Love to Art" que llevamos en vena.

Lo más triste al final es que en esta ciudad, todavía hay gente demasiado clasista e incapaz de reconocer que entre el cielo y el suelo hay mucha menos distancia de la que imaginan.

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