sábado, 20 de junio de 2009

La inmortalidad deseada


Aún recuerdo una frase de Javier Vidal el día que tuvo su disco en las manos.
Decía algo así como "ya nos podemos morir tranquilos por dejar esto ahí, y que los que vengan detrás..." pues bueno, independientemente del resultado obtenido es eso.
Aunque yo no me quiero largar tan pronto.
Quiero hacer otro, que hay canciones suficientes en lista de espera deseando que las "metan mano" y mejorar lo presente en la medida de lo posible.

Pero hay que centrarse en esas cajas que hoy por fin, después de tanta espera, unas cuantas lágrimas y sobre todo mucho esfuerzo, por fin han tomado el bar como si no hubiera un mejor sitio en toda la casa para empezar a celebrarlo.

Mas de un año y medio desde que empezamos a prepararlo, cuatro desde que me quede solo para tirar de este carro, unos diez de que empezara con mis primeras formaciones serias, quince desde que comencé a esbozar mis primeras canciones...

Algunos, de la nada se graban un disco en apenas un par de meses pero puedo asegurar que no es lo mismo.

Todo llega, si.
Aunque tras el subidón inicial, te quedas mirando el material y tienes la sensación de que esto no ha hecho más que empezar otra vez.
Espero equivocarme, pero tal vez no sea fácil dar salida a todas esas cajas y debería intentarlo antes de que caduquen como las cervezas y los refrescos que se quedan en las cámaras de los bares sin demasiada clientela.

A favor la atemporalidad contrastada de la mayoría de las canciones.
Mi adicción llegó en el primer año con Chesh y ya ha llovido, Nacional y Rumbo antagónicas en cuanto a género desfilaron juntas en la colección del 2005, Cuentas o Noviembre no son mucho más jóvenes.....

En definitiva al final de todo, me he dado cuenta de que he terminado pensando en lo de siempre, en las canciones.
Y que aunque el objetivo era tener un disco ahí, jamás las hice para ese fin.
Tal vez por eso, independientemente de lo que la gente pueda opinar de ellas, lo único que no se podrá someter a debate es que son de verdad.
Es lo bueno que tiene hacer canciones como modo de vida, que las imposiciones, las prisas y demás condicionantes que pueden hacer enturbiar una historia, aquí no tienen cabida.

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