
El Espinar, primeros de Agosto, noche de cara climatológicamente hablando, las terrazas a rebosar de gente en la plaza de al lado y a escasos metros, una de las bandas que merece la pena disfrutar y descubrir en cualquier caso por varias razones.
Para empezar porque Santi Campos, su impulsor y
alma máter, es de esos tipos que saben escribir, de lo mejorcito que hay si hablamos de letras en castellano en este país aunque por lo visto sus mensajes sean demasiado profundos o complejos para la mayoría de los mortales.
Para seguir, porque Ester Rodríguez es una delicia a los coros y no lo digo por ser la chica de mi disco, es que el placer de escucharla se multiplica cuando se suelta la melena para hacerse temas a los que viste por los pies mientras desnuda el alma de algunos clásicos del rock americano.
Santi tiene en ella uno de los tesoros de su particular isla, pero además para darle aún más empaque a la historia, hay tres músicos respaldando esas canciones en las que sin olvidar la base rítmica destaca Charlie Bautista, que es uno de los músicos más solicitados con diferencia y comparte su talento con otras formaciones como Sunday Drivers, Russian Red o Christina Rosenvinge entre otros muchos.
Pues bien amigos, eramos 15, mi entrada la 16 en concreto y bueno, creo que llegaron un par de personas más después.
Tan sólo unos días más tarde, me cruzo en el diario con los ecos de la "verbena de Baute" en Valverde.....15.000 entregados a la causa latina de la canción de verano que a este paso va a conocer casi todas las estaciones.
Me queda la duda de cuantos de esos fieles se habrían quedado por el camino de haber tenido que pagar una entradita de 5 pavos o levantarse para cumplir con su jornada laboral a la mañana siguiente pero...¿que coño está pasando?
Vale, ya sé que la respuesta es sencilla y se podría dar en varios idiomas.
En cualquier caso, y aunque no lo buscamos, hay noches que te paras y piensas que por momentos tiene su encanto formar parte de ese selecto club de los malditos.