lunes, 8 de febrero de 2010

la paciencia de las canciones


Esa foto en el local, de una mañana gris de un domingo cualquiera, es sólo un pequeño homenaje a esa paciencia casi infinita que tienen algunas canciones conmigo.
Era verano, más bien al principio, así que después de más de medio año en la nevera sin una concesión a servirla bien fría y presentarla en público, tal vez por miedo no a quemarla, pero si a que se calentara antes de tiempo por no dedicarla ese momento cuando de verdad tuviéramos tiempo o cabeza para ello, hoy la hemos sacado a pasear en la intimidad más absoluta pero con toda la naturalidad, la ilusión y las ganas acumuladas esperando que no nos volviera la cara.

No hace demasiado comentaba a una amiga querente de la música en general, tener cierta sensación de haber hecho demasiadas canciones para viajar a ninguna parte. Ahora me atrevería a decir que ´doble o nada´ se librará con seguridad de pertenecer a ese club de malditas, y es muy probable que ruede con nosotros durante mucho tiempo, y que si las cosas se dan como deben no tendrá problemas para formar parte de la lista de convocadas en un próximo trabajo, quien sabe si incluso con posibilidad de titularlo, aunque eso es mucho decir a estas alturas.

Probablemente de esa misma paciencia que tuvo ella hasta que pudo salir del cajón, (algunos replicarán si podía hacer algo para evitarlo), deberíamos intentar hacer gala todos en determinadas situaciones cotidianas, yo mismo por ejemplo hasta que pueda tener la oportunidad de grabarla como dios manda sin pensar en trenes o aviones que pasan.

Mientras tanto, nos conformaremos con intentar disfrutar de lo que nos ofrece, que tal vez no es mucho más de lo que nos dieron o aportarán otras que lleguen, pero al menos ya no tengo dudas con ella, ya sé lo que puede dar y lo que está claro aunque muchos no se dan cuenta, es que eso no habría sido posible de no tener un par de personas al lado pidiendo carne fresca, lobos hambrientos de oxigenar repertorios, tipos necesarios en momentos donde por lo general el compromiso brilla por su ausencia y los kilómetros acumulados no tienen que justificarse al volver a casa con determinadas sensaciones de llenazo. Lo demás se resume en un vistazo a un patio sin demasiadas luces, de vuelta ya de balances con situaciones, cifras y letras dictadas por gente que te deja lejos de lo que verdaderamente merece la pena.


´No es cuestión de fe,
no es ni siquiera consecuencia del placer
ni la tarifa que te exige un corazón con síntomas de desengaño´


Tampoco es el final de nada, sólo el principio de la canción.

1 comentario:

  1. La paciencia es una gran virtud muy poco valorada en estos tiempos de prisas, ansiedades e inmediatez.
    Seguro que esa canción merece la pena.
    Un abrazo.

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