viernes, 28 de agosto de 2009

La cabaña

En ocasiones lo tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos y no nos damos cuenta.
Hacemos kilómetros, buscamos el norte sin brújula con la seguridad de estar apuntando al lugar adecuado, o a cualquiera que nos aleje de esa exasperante rutina a la que dar esquinazo en el primer cruce.

Y nos perdemos para ser más libres, y nos cansamos por sentir más lejos, y con ese trajín de ida y vuelta y principio de incertidumbre por lo que nos espera, se nos van los pocos días que tenemos para encontrar nuestro particular sitio de recreo.

Supongo que todas las puestas de sol tienen un punto invisible en el que nuestros ojos no pueden llegar más lejos, más allá de esa franja que ya sea de mar o de montaña, pone la pausa y nos hace adictos a ese espectáculo del que sería absurdo tratar de quedarse con un único entorno.

jueves, 20 de agosto de 2009

buscando el fresco en La Bodega

Una armónica, una guitarra, una batería con lo justito y dos tipos para liquidar casi una veintena de canciones.......suficiente.
No, no es que sea la nota. Particularmente y a tenor de las reacciones y el respeto que la gente volvió a demostrar, creo que obtuvimos algo más en esa reválida en la que se había convertido la cita.
Y eso que me había propuesto tocar sentado por mucho que el terreno invite a lo contrario, pero reconozco que me cuesta volver a ese plano.

Me dijeron que comentaba un amigo de los que me conocen bien, que "Copper convoca a las canciones como si fueran jugadores de un equipo de fútbol", y la verdad es que tiene parte de razón. Incluso para este ´match´ hice rotaciones, que a Pep en su Barca le funciona.
No hay nada como tener banquillo, eso desde luego.
Pero volver a recuperar viejas canciones de anteriores proyectos adaptadas al medio actual y sentir una de las reacciones más positivas de la noche vale más que todos los discos a los que finalmente puedas dar salida.
Aunque sería absurdo no reconocer que estamos encantados de que nuestra música volara un poquito más lejos y pueda aterrizar por Sevilla, Valencia, Argentina o...bueno, no tenemos muy claro si Japón, Corea o la mismísima China.

Las escaleras que conducen a La Bodega del Barbero han sido algo más que unos puntos suspensivos...como para pensarlo dos veces.
Algo más que un clavo ardiendo en una noche de verano al que agarrarse, y en el que poca gente se pararía a pensar eso de que segundas partes nunca fueron buenas.

viernes, 14 de agosto de 2009

carretera y manta

Hacía muchos ensayos que no volvía solo por la 110.
Tanto tiempo que ni siquiera he conseguido recordar cuándo fue la última vez, aunque tal vez sea lo de menos.

Un zorro se ha cruzado mucho antes del tramo de Valdeprados, pero iba lo suficientemente despacio dando vueltas a la lista de posibles convocadas que lo he podido evitar sin problemas.
Han sido un par de noches para recolocar el repertorio, dando tickets a más canciones de las que pueden encontrar cabida en el carrusel para comprobar cuales son las que se caen del caballito o ni siquiera consiguen subir, para intentar no echar de menos a ninguna de ellas, a nada y en la medida de lo posible a nadie.

La total independencia es una utopía, entre otras cosas porque ni siquiera estamos seguros de buscarla a cada paso que damos, pero sé que esa carretera u otras parecidas, las he recorrido antes y por eso a estas alturas no voy a volverme loco.
El camino hay noches que se hace largo, pero esto no hizo más que empezar y me debería ir acostumbrando al contínuo vaivén entre giros y frenazos, dentro y fuera de esas líneas que limitan el margen por el que circular.


Supongo que en definitiva, esa incómoda y moderada inestabilidad es la que nos ayuda a mantenernos despiertos y con la guardia alta.

lunes, 10 de agosto de 2009

Amigos imaginarios (de 15 a 15.000)


El Espinar, primeros de Agosto, noche de cara climatológicamente hablando, las terrazas a rebosar de gente en la plaza de al lado y a escasos metros, una de las bandas que merece la pena disfrutar y descubrir en cualquier caso por varias razones.

Para empezar porque Santi Campos, su impulsor y alma máter, es de esos tipos que saben escribir, de lo mejorcito que hay si hablamos de letras en castellano en este país aunque por lo visto sus mensajes sean demasiado profundos o complejos para la mayoría de los mortales.
Para seguir, porque Ester Rodríguez es una delicia a los coros y no lo digo por ser la chica de mi disco, es que el placer de escucharla se multiplica cuando se suelta la melena para hacerse temas a los que viste por los pies mientras desnuda el alma de algunos clásicos del rock americano.
Santi tiene en ella uno de los tesoros de su particular isla, pero además para darle aún más empaque a la historia, hay tres músicos respaldando esas canciones en las que sin olvidar la base rítmica destaca Charlie Bautista, que es uno de los músicos más solicitados con diferencia y comparte su talento con otras formaciones como Sunday Drivers, Russian Red o Christina Rosenvinge entre otros muchos.

Pues bien amigos, eramos 15, mi entrada la 16 en concreto y bueno, creo que llegaron un par de personas más después.
Tan sólo unos días más tarde, me cruzo en el diario con los ecos de la "verbena de Baute" en Valverde.....15.000 entregados a la causa latina de la canción de verano que a este paso va a conocer casi todas las estaciones.
Me queda la duda de cuantos de esos fieles se habrían quedado por el camino de haber tenido que pagar una entradita de 5 pavos o levantarse para cumplir con su jornada laboral a la mañana siguiente pero...¿que coño está pasando?
Vale, ya sé que la respuesta es sencilla y se podría dar en varios idiomas.

En cualquier caso, y aunque no lo buscamos, hay noches que te paras y piensas que por momentos tiene su encanto formar parte de ese selecto club de los malditos.

domingo, 2 de agosto de 2009

Doble o nada

Creo que desde El último encuentro de Márai, no había disfrutado de ninguna de mis lecturas como lo hice al encontrarme con este libro.
Es cierto que tampoco me he prodigado demasiado en los últimos meses, pero si he pasado por algunos que se han convertido en perfectos somníferos de cabecera que todavía siguen amenazando con extraviar el marcapáginas antes de llegar a la meta.

La primera novela de Maribel Gilsanz ha pasado por delante de esos libros anclados como si de una Zodiac se tratara y aunque no he comenzado aún el segundo de sus relatos, me atrevo a asegurar que no va a dejarme mal a estas alturas. Doble o nada tiene algunas de las cosas que le pido a una historia, es decir, que te sugiera, que te enganche, que te incite y tal vez el llegar a desear que no se acabe tan pronto aunque ya se sabe que una retirada a tiempo...
En cualquier caso, he dejado la segunda parte de la obra como el que guarda una botella en la nevera con la que ventilar la penúltima cuesta de cualquier noche de verano.

Tal vez con los libros también vale lo de que te lleguen en el momento justo y el lugar...pero supongo que la sensación que manda es la misma a cuando ves una película que te hace querer continuar la trama, o desdoblarla y hacerla tuya en la medida de lo posible.
Ahora también hay una canción que se llama Doble o nada, y el tiempo dirá si envejece bien y se puede llegar a degustar como esos albariños que han acompañado la lectura de esta primera obra de Maribel que seguro nos hará esperar con expectación nuevas entregas.

Si Tina fuera la música y Juana la letra, yo tampoco tendría claro con cual de las dos quedarme pero probablemente apostaría al doble por mucho que algunos tengan la sensación de que priorizo en la segunda...aunque eso tan sólo es una pista para entender mejor la posición del autor, al menos, en lo que se refiere a la canción.

Ahh, y ni que decir tiene, que estaba completamente sobrio en el transcurso de la lectura.