martes, 26 de mayo de 2009

torres más altas...


no acabaremos el dicho, que bromas con eso las justas.

La torre que buscaba se encuentra al lado, pero no aparece para no dar mayor trascendencia al asunto.

El caso es que era más de mediodía de un lunes cualquiera en la ciudad invisible, y tras mirar el reloj primero y al cielo después, he decidido colgar las llaves del curro en mitad de la nada, coger el coche, largarme a casa a por el material, volar hasta la estación para coger un bus directo, plantarme en la Princesa a eso de las dos con atasco monumental incluido hasta Príncipe, bucear hacia el subterráneo para recorrer siete estaciones que me dejaran en Plaza Castilla, y como si en una prueba de uno de esos concursos televisivos que parecen descatalogados tipo ´Grand Prix´, llegar casi sobre la bocina pero con unos minutos de sobra para entregar el testigo antes de la hora límite.

Cuando he salido del edificio para invertir el recorrido, me he quedado mirando esas inclinadas torres a la vez que cogía un poco del viciado aire capitalino mientras pensaba con mentalidad de ciclista que tal vez esa escapada iba a ser la buena.

Independientemente del resultado final, la satisfacción del deber cumplido por haberlo intentado me ha dejado a los pies de la Estación del Norte con ganas de no seguir dando vueltas, de tomarme un bocata con una cerveza mirando a los trenes, de comprarme una camisa para el próximo concierto y de no volver a pensar ni por un sólo momento que iba a sentir si volvíamos a quedarnos fuera de la foto.

lunes, 25 de mayo de 2009

Rat y los indisciplinados


Después de más de cuatro horas mirando al cielo, se puede decir que ha merecido la pena.
La amenaza de esas nubes inflamadas se quedó en eso.
Y la disciplina de los indisciplinados quedó fuera de toda duda.
Cimientos de garantías para asegurar una segura construcción en la que Rat es el encargado de subirse al tejado para colocar la bandera.
Y desde luego, no era plan de dejarlo para otro rato.

Ver en sus ojos el brillo del que todavía cree que puede pasar algo, la sobreexcitación de lo que supone una puesta de largo en la que siempre pareces jugarte mucho más de lo que hay sin dejar de lado la sonrisa...

Ahora que lo pienso, las últimas tres veces que me subí fue por invitaciones de una u otra índole...así que supongo ya va tocando hacer algo de propia iniciativa.

En cualquier caso me alegro por ti compañero, esto sólo acaba de empezar y detenerse entre la resaca de los flashes aunque obligado, no es lo que hará que veamos la botella medio llena al llegar a casa.


De todas formas y como decía aquel...me encanta que los planes salgan bien.

lunes, 18 de mayo de 2009

diez años atrás


Si, hace ya una década que Jaime desde el otro lado de la barra en La Marga, me invitó para sacarme de esas cuatro paredes entre las que me había pasado una carrera haciendo canciones, y cambiarlas por un alquiler, y comprobar si algo de lo que había generado era moldeable, compartible y aprovechable para que fuera tomando cuerpo en un local de ensayo.

Y ésta es la vista que se me quedó grabada de ese paraje, la que cada vez que salías a remediar tus necesidades más primarias te miraba de frente.

Cualquier parecido de aquel local con el que tuve la oportunidad de disfrutar la otra tarde es mera coincidencia. Bueno, lo de los baños sigue siendo una utopía.
Pero todavía recuerdo aquel fluorescente torcido que pendía de un cable enrollado a una viga que soportaba un falso techo, y lo complicado que era en ocasiones concentrarse allí sobre todo en invierno con un frío que te dejaba los dedos inservibles o en verano también, compartiendo equipo con murciélagos, hormigas varias y demás especies...


El eco de aquellos tres o cuatro años que pasé por allí, ha sobrevolado mi cabeza a la vez que intentaba adaptarme a esa tensión que genera un ensayo previo a una puesta de largo.

Se van acercando los exámenes y aunque esta no es mi guerra e independientemente del resultado final, supongo que nadie podrá decirme que he dejado todo para última hora.

jueves, 14 de mayo de 2009

Esperando nada


´Voy a revelar una historia que es a veces mentira y otras no es verdad,
me quedé sentado esperando la llegada de la suerte, no podía tardar
y pasó tanto tiempo que llegué a ver sombras en color
y pasó por delante tanta gente que nadie me vio

esperaría de pie que el anochecer se fundiera con la tarde y el amanecer,
como un vendaval, a mi paso se revuelven los trozos de un quemado papel...´



Los que me conocen bien saben que es como el padre nuestro para mi.
Y los que nos han visto en alguna ocasión también, así que supongo no tendrán dudas.
Lo demás no importa.

Casi siempre estamos esperando algo, aunque sea.....
que los de la imprenta llamen de una vez para revisar el material y que esto no se detenga.


Se hace tarde y por aquí ya no pintamos nada.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Retrovisor


Hay días que resulta imposible no echar la vista atrás.
El retrovisor te ayuda a mantener ese equilibrio para no perder la mirada al frente aunque en determinados momentos, si fijas tus ojos en él puede deslumbrarte.

Sabíamos que iba a llegar, pero llevábamos años con eso y se había convertido en algo parecido al cuento de Pedro y el lobo.
Pero el lobo llegó al final y al menos no lo hizo sin avisar.

Me quedé sentado en el coche, escuchando ese concierto de hace diecisiete años que a modo de homenaje estaba pasando una emisora, y reconocí al instante que era uno de los que había grabado en una de esas casetes que posteriormente escuchaba hasta quedarme dormido en mi viejo walkman.

Por la parte que me toca, por ese ´No me iré mañana´ que supongo son de esos discos que si te llegan a tiempo tienen la capacidad de cambiar y orientar un camino, tuve la sensación de que le debía algo más que unas cuantas escuchas empañadas, y otras tantas palabras de las que ya no dicen demasiado cuando se ha dicho todo, y pensé en irme mañana para dar las gracias y ese último adiós que merecía el maestro.

El sitio de recreo particular de cada uno se encuentra en ocasiones mucho más cerca de lo que imaginamos.